Si tu empresa no se ha decidido aún a implementar estas técnicas de gimnasia laboral, ¿por qué no tomarte unos minutos diarios para cuidar tu cuerpo y sentirte mejor siguiendo algunas de estas sencillas rutinas de ejercicios básicos?
Muchas veces la acumulación de tensión junto a una mala postura, pueden provocar fuertes molestias en el cuello. Dedica algunos minutos de tu jornada a estirar el cuello, moviéndolo ligeramente en giros completos hacia derecha e izquierda, como si quisiera tocar la oreja con el hombro.
Presta mucha atención a estos movimientos, evitando girar el cuello de forma brusca o llevarlo demasiado hacia atrás, porque así comprime las cervicales.
Siéntate con la espalda recta apoyada en la silla para trabajar los hombros. Primero súbelos y llévalos hacia delante varias veces, dibujando suaves círculos con el movimiento. Luego repite el ejercicio en sentido contrario. Estira los brazos al frente y luego mueve las manos y muñecas, repitiendo el ejercicio en distintas direcciones.
Intenta mantener la espalda erguida y apoyada en el respaldo de la silla mientras estás trabajando. Estira la espalda cada cierto tiempo, sentado/a con los pies paralelos en el suelo, dejando caer el tronco sobre las piernas, mientras tu cabeza cuelga entre ellas. Respira profundo mientras realizas este ejercicio, para así liberar tensiones.
Son una de las principales víctimas de la rutina sedentaria en el lugar de trabajo. Acostúmbrate a estirarlas, y a no tenerlas cruzadas durante mucho tiempo seguido. Incluso desde la silla, apoyando la espalda en el respaldo, puede mover las piernas para ayudar a la circulación y evitar que se sientan cansadas.
A pesar de que el tiempo y las obligaciones laborales siempre apremian, es posible prestar atención a algunas situaciones diarias en el ambiente de trabajo que, en definitiva, hacen la diferencia entre una persona sana y otra enferma. Revisa tu rutina y adopta algunas de las siguientes recomendaciones:
Haz pausas pequeñas durante tu jornada laboral, a fin de ejercitar tu cuerpo y relajar tu mente. Transfórmalo en hábito. Cada cierto tiempo, cambia las tareas que realizas o haz una pausa para alejarte del ordenador.
El ordenador siempre debe estar frente a tí y jamás situado en forma diagonal a tu puesto de trabajo. De esta forma, evitas tener que torcer el cuello y los dolores o molestias que eso conlleva. Además, tu línea horizontal de visión debe estar siempre ligeramente por encima de la pantalla. Apoya los pies en el suelo, lo más extendidos posibles y en posición de descanso, a fin de mejorar el retorno venoso. Da un punto de apoyo a tus brazos. No escribas en el teclado del ordenador con los brazos en el aire, ya que eso te genera un esfuerzo adicional.
Es aconsejable seguir diariamente esta tabla de ejercicios fáciles de hacer en la oficina. Puedes tener una copia en un cajón cerca de tu puesto de trabajo para no olvidarte nunca. Ánimo!!